domingo, 9 de octubre de 2011

INTRODUCCIÓN

¡Hola a todos!

Juntos vamos a descubrir todo lo que nos rodea,

Y tú, ¿cómo vienes al cole?

Hay muchas formas, en coche, andando, en autobús,...

¿Quieres conocerlas todas?

¡Aprendamos!

LAS SEÑALES DEL LUGAR SE VAN A PASEAR



Lée el cuento


Había una vez un lugar muy bonito donde había varias ciudades y pueblos rodeados de montañas, algún río y con carreteras anchas, largas muy bien señalizadas. Allí iba mucha gente, porque todos llegaban sin problemas al pueblo o ciudad que querían visitar. Incluso dentro de los pueblos y ciudades también estaba todo muy bien señalizado y la gente siempre respetaba lo que indicaban las señales.
Lo que más les gustaba a todos es que en uno de esos pueblos había una escuela para aprender lo que quería decir cada señal. Así lo sabrían todo mucho mejor.
A toda la gente que visitaba el lugar, desde niños a mayores, les encantaba ir a esa escuela, porque el encargado se llamaba Currito, al que le ayudaba alguien muy divertido. Era el loro Patapán, que no paraba de hablar, siempre repetía lo que decía Currito y así la gente escuchaba dos veces lo mismo, enterándose mejor de lo que les explicaban.
La gente que allí llegaba nunca se les olvidaba que significaban las señales cuando escuchaban decir a Currito y al loro Patapán:
-Las redondas rojas y con fondo blanco quieren decir prohibición, y las redondas azules obligación.
-Cuando veas un triángulo blanco con el borde rojo significa peligro. Cuando el triángulo está con el pico hacia abajo es ceda el paso.
-Si ves señales cuadradas y azules, te informan de todo lo que quieres saber.
-Cuando veas una roja con muchos lados, que ponga stop, siempre te tienes que parar.
Un día, mientras la gente visitaba los pueblos y ciudades del lugar, paso algo que la gente nunca olvidará porque fue casi increíble. Primero empezó a escucharse una música preciosa, la música más bonita que nadie había escuchado antes, pero además es que se escuchaba en todos los pueblos y ciudades a la vez. Todos se quedaban parados para escuchar aquella música.
-¿Quién tocaría de esa forma tan maravillosa?- se preguntaba la gente.
La sorpresa mayor llegó cuando las señales que había en las calles empezaron a moverse, parecía que estaban andando y se dirigían todas hacia el mismo lugar. Todas se dirigían hacia los caminos que daban a las montañas.
-Pero, ¿cómo puede ser que las señales se muevan?- preguntaba un niño que estaba viendo aquello.
-Esto tiene que ser algo mágico- decía otro niño a su madre.
Nadie salía de su asombro, pero las señales seguían su camino hacia las montañas.
Cuando pasó un buen rato, la música comenzó a dejar de sonar y todas las señales habían desaparecido. Todos se quedaron muy preocupados, porque pronto empezó la confusión total, porque las ciudades y las carreteras de aquel lugar eran grandes y sin señales nadie sabría hacia donde debían dirigirse, a que velocidad tendrían que ir, cuando tendrían que ceder el paso, o cuales serían las calles por donde podrían circular. Todo aquello sería un caos.
Pasó un día y una noche y la gente se fue agrupando en una plaza muy grande que había. Llegaba gente de otras ciudades y pueblos del lugar, diciendo lo mismo:
-¡Todas las señales se habían ido andando cuando escucharon la música!
En esos momentos, cuando la gente estaba allí muy confusa, sin saber lo que hacer, apareció Currito y el loro Patapán. Currito llevaba un megáfono en la mano para explicar a la gente lo que estaba pasando, porque el si lo sabía. Currito empezó a hablar con el megáfono cerca de la boca para que todos lo escucharan:
- En las montañas vive desde hace muchos años un pájaro. Duerme durante varios años seguidos, pero cuando se despierta empieza a cantar, y su canto es tan bonito que a todo el mundo le encanta. Ese canto parece mágico, porque, sin que nadie se lo explique, todas las señales del lugar se van a pasear, y se dirigen hacia el lugar de donde viene la música.
-Pero ahora sin señales, ni los coches, ni las bicis, ni las motos, ni las personas podrán ir de un sitio para otro, y tardarán muchos días en poner señales nuevas.- dijo un hombre muy preocupado.
Pero de nuevo pasó algo mágico. Currito puso el megáfono delante del loro Patapán, y el loro empezó a cantar. Todos se quedaron boquiabiertos, porque, si la música que habían escuchado antes había sido bonita, lo que estaban escuchando ahora era la canción más maravillosa todavía. Mientras la escuchaban, toda la gente tenía cara de felicidad, hasta las flores y los árboles bailaban mientras escuchaban, y el sol no paraba de sonreir.
-¡Mirad!- dijo una niña, indicando con su mano los caminos que iban hacia las montañas.
Todos miraron hacia donde decía la niña, y se sorprendieron cuando vieron que las señales estaban volviendo de nuevo. Las señales redondas blancas y rojas, las azules, los triángulos, las cuadradas, las que llevaban dibujos, las que llevaban flechas, las que tenían números, todas caminaban y se dirigían hacia el lugar donde estaban antes.
Cuando la última señal se colocó en su lugar, el loro Patapán dejó de cantar, y toda la gente empezó a aplaudir, porque era la canción más bonita que nunca habían escuchado. Cuando pasaron varios días, la gente visitó aquel lugar, volvió a sus ciudades y fueron contando lo que allí habían visto y oído.
Desde entonces es el lugar más visitado, y Currito, junto al loro Patapán, explican alegremente, a todo el que llega, lo que significan las señales, para que las aprendan y las respeten.
Y es que, cuando en tu camino te encuentres una señal, siempre la tienes que respetar.

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